martes, junio 10, 2008



“Knight’s Tale”



El caballero y su lacayo cabalgan de día los caminos entre arbustos de holocaustos donde florecen las penas amargas. Obediente el lacayo abre paso entre las ramas a su amo de resplandeciente armadura oxidada. A su paso suenan las piedras advirtiendo la presencia enemiga que pronta se acerca a su encuentro. Minuto después ha llegado al frente, carga en mano cofre del tesoro, en la otra espada de mortal cuchilla aún con olor a muerte. A defender se prepara el guerrero, mente abierta, corazón cerrado, espada desenvainada. Sonido de metales en colisión, carraspeo de gargantas cansadas, huele el sudor a mezcla de victoria y derrota, ¿De quién será cada cuál? Ahora la lluvia arremete en contra de ambos con granizo desde el cielo. Duelen, duele, duelo de gitanos, guerra de bestias, pleito de machos, batalla ilógica sin propósito, como todos, sin sentido contra el mundo. El fiel lacayo observa la escena sin pestañear y pobre ahora las lágrimas mojan sus mejillas. De premio se lleva el caballo del guerrero y abandona al sirviente del difunto. Llora la muerte de su amo mientras lo despoja de los objetos de valor: la armadura, el medallón del padre, el brazalete regalado por la madre, los ojos azules. ¿Quién le dijo al caballero que el viajero era enemigo? ¿Por qué fue amenaza el peatón?



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