jueves, julio 05, 2007


“Se va el amigo”

Desaparece sin rastro ni humo,
no es magia ni ilusión,
sólo un simple y vano adiós,
que en la distancia se pierde,
tras montañas de piedra y hiel,
allá donde la agonía baila.

Llega el caminante a la costa,
descansa el océano lágrimas de miles,
saladas y otras dulces, amargas,
espuma en la playa memoria,
infancia rota y vejez solitaria,
paraíso para mí desconocido.

Las olas se rompen corazones,
que por las noches mareas arrullan,
de regreso al día marchita,
con corrientes profundas ahoga,
ese último grito de auxilio,
que en la inmensidad se pierde maldito.

Sigue el viajero camino,
al bosque de oscuro perdido,
donde esconde sus ojos mojados,
debajo de piedras y hiedras,
los cuidan arañas, serpientes y bichos,
para que nadie los pueda robar.

Ciego continúa vereda empedrada,
hacia desiertos de pechos vacíos,
ahí que el viento sopla y hace eco,
se lleva las voces de suplicio,
a lugares más allá de lo infinito,
donde entierra los cuerpos en pedazos.

Se despide a la puerta de mi mundo,
llorando me dice me quiere,
pero espero ansioso jamás vuelva,
pues ni amigo ni enemigo de él quisiera,
que se pierda y muera su esencia,
aunque signifique me pierda solitario.

Martín Ochoa
05/Jul/07


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